miércoles, 10 de abril de 2013

El cementerio nuclear de Villar de Cañas en zona inundable del Záncara.






Fuente: El Pais. Juana Viúdez Madrid 4 ABR 2013



Enresa, la empresa pública que construirá el almacén de residuos nucleares de Villar de Cañas (431 habitantes, Cuenca) reconoce en uno de sus informes técnicos la posible existencia de “riesgos geotécnicos relevantes” que podrían generar hundimientos en el terreno. El pliego de prescripciones técnicas, colgado en su página web, recoge como peligro de mayor entidad en el emplazamiento “la existencia de formas kársticas, desarrolladas en yeso”. Según este documento, se trata de una condición “desfavorable de cierta relevancia” y de “posibles consecuencias no despreciables”. Esos yesos se podrían disolver y generar hundimientos del suelo y colapsos. El mismo estudio, de julio de 2012, subraya la presencia de alguna dolina (depresión más o menos profunda) “en la misma formación yesífera en la que se encuentra el emplazamiento".

La crecida del río Záncara, a unos 500 metros de la parcela en la que prevén levantar el almacén nuclear ha despertado en los últimos días numerosos temores sobre la seguridad del emplazamiento. El agua ha llegado a pocos metros de los terrenos —entre 300 y 1.000, según estimaciones— y aunque la zona no se ha anegado, la Plataforma contra del cementerio nuclear de Cuenca incide en que riesgos geomorfológicos, principalmente por la existencia de yesos, desaconsejan seguir adelante con el proyecto ante el peligro de hundimientos del suelo. Esos yesos se pueden disolver de varias maneras, por infiltracón de agua desde el exterior, o por movimientos horizontales, explican desde la Plataforma.
Se hacen sondeos “cada 30 metros” para saber “con certeza” lo que hay en el terreno, según el presidente de la constructora

El presidente de Enresa, Francisco Gil Ortega, aseguró el pasado 27 de noviembre, durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados, que se estaban haciendo sondeos “cada 30 metros” para saber “con certeza” lo que hay en el terreno, recoge La Tribuna de Toledo. “Ahora es cuando estamos haciendo un estudio de caracterización del terreno, porque no se podía hacer antes”, explicó a uno de los diputados, que le preguntó por el riesgo hidrogeológico.

Este jueves, el PSOE de Castilla-La Mancha ha hecho públicas unas imágenes afirmando que la parcela estaba anegada por las últimas lluvias. El alcalde de Villar de Cañas, José María Sáiz (PP), Enresa, la empresa pública encargada de la construcción y la Plataforma en contra de la infraestructura han acotado las balsas a los alrededores.

La constructora ha previsto escenarios como que el río Záncara alcance un caudal de 3.000 metros  cúbicos

La empresa pública subraya que el hecho de que el agua no haya llegado a la parcela donde se ubicará el ATC, las siglas de almacén temporal centralizado, demuestra que la zona no es inundable. La entidad está terminando la primera fase de estudios del terreno y en los que se han hecho catas del terreno. Fuentes de Enresa explican que se ha realizado un estudio previo de inundaciones que dibujó escenarios como que el río Záncara tuviera un caudal de 3.000 metros cúbicos (algo muy superior a lo registrado). Aun en esos casos, según la empresa pública, la parcela no resultaría afectada.
Esta investigación servirá para confirmar si la parcela es idónea para construir el ATC. Después comenzará la caracterización de detalle “para desarrollar la ingeniería específica”.

“Lo lógico es que estos estudios se hagan con anterioridad y no posteriormente”, incide Carlos Villeta, coportavoz de la Plataforma contra el cementerio nuclear de Cuenca y miembro de Ecologistas en Acción. Desde la Plataforma destacan que fenómenos como la formación de torcas o dolinas son “muy rápidos”, también recuerdan que los terrenos están situados a 2.000 metros de la localidad justo en el límite que establece la legislación sobre distancia a núcleos urbanos de este tipo de instalaciones.

En Enresa consideran que el almacén de residuos atómicos se puede adaptar “a casi cualquier terreno” y se encomiendan a las pautas de seguridad del Consejo de Seguridad Nuclear.

Depuradora de aguas residuales de Daimiel.



       Cada vez que llueve sale a la palestra “Daimiel  contamina el Parque Nacional”. Ecologistas en Acción ha denunciado ante el Seprona que el canal de desagüe procedente de Daimiel vierte en el río Guadiana y estos residuos continúan hacia el Parque Nacional. La laguna de Navaseca se encuentra llena y no tiene sitio para albergar tanto volumen, entonces el canal que llega a la estación depuradora salta y se produce este problema que denuncian los ecologistas, este canal tiene un baipás que  no pasa por ella, ese volumen de líquido es imposible depurarlo a la vez. Hacer un tanque de tormentas sería lo ideal, pero el coste sería muy elevado, diríamos inasumible para el pueblo. Este es un hecho que hemos denunciado otras veces.
        ¿Qué imagen nos da en el exterior que la ciudad que más beneficios obtiene de Las Tablas, es al mismo tiempo la que más las contamina? Y no es por la imagen, es por sentido común, no tirar piedras a nuestro tejado.
      No podemos quedarnos atrás supuesto que a la entrada del río Cigüela, hacia El Parque, han construido un sistema para paralizar la entrada de aguas contaminadas por dicho río.
¡Hay que buscar soluciones¡ y no meter la cabeza bajo el ala, esperando que no se entere nadie o que pase el turbión. Sobre todo  hay que estar abierto al diálogo y pedir un abanico de ideas. Por mi parte estoy de acuerdo con Ecologistas en Acción, ¡esto es denunciable!. Por el bien de todos hay que buscar la solución. Una sería que existiese un doble alcantarillado: uno para las aguas urbanas y otro para las procedentes de la lluvia. Es costoso porque habría que levantar todas las calles, aunque mirándolo de otra forma para lo que les interesa, como gas natural y otros servicios, si que se hace.
       Una  propuesta de la Asociación Ecologista de Daimiel es que se necesita un sitio grande  donde embalsar ese gran volumen procedente de la población los días de lluvia, (los contaminantes se encontrarían muy diluidos) con poca profundidad porque cuanto más superficie esté en contacto con el aire mayor será su depuración, por existir más bacterias aerobias que limpian las aguas. Otra característica del lugar sería que las tierras no permitan la percolación de los contaminantes al acuífero. La mejor materia es la arcilla que sujeta todos los residuos. Serían ideales las vegas del Rio Azuer, que en muchas zonas tienen una potencia de dieciocho metros, para hacer la autovía se realizaron unas extracciones  de vega en el río Azuer que actualmente se encuentran con agua, y suelen secarse en verano. Si fueran balsas procedentes de la ciudad en verano se podría retirar los residuos, estas balsas que no olerían apenas  por encontrarse con bacterias aerobias y muy diluido el contaminante, con un pequeño tratamiento se podría utilizar esos residuos para abono en la agricultura, como se suele hacer  con los restos en las depuradoras. Total con un sistema de válvula que desvíe el fluido en caso de lluvia y unos terrenos en la vega del Azuer (este sistema se puede mejorar haciendo que salte el agua) y para la seguridad del ciudadano una pequeña valla en el entorno.
 Daimiel no haría el ridículo contaminando las Tablas cuando venga una época de lluvias.